Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Primeros momentos

domingo, 27 de octubre de 2002

Primeros momentos

Según lo declarado por el viudo, luego de dar el OK a la entrada de Michelini, él entró a su casa, subió al primer piso, fue hacia el baño y desde la puerta vio una mancha de sangre en el piso al lado del inodoro. Entró y vio a María Marta acostada boca abajo sobre la bañadera con medio cuerpo afuera. Tomó a su mujer por las axilas y la acostó boca arriba en el piso, con su tronco superior en el cuarto y sus piernas dentro del baño. Enseguida escuchó que llegaba la masajista y desde la ventana le gritó que subiera rápido, que María Marta había tenido un accidente.

Por su parte, Beatriz Michelini declaró que una vez que la autorizaron a entrar fue hasta la casa de los Carrascosa. Cuando llegó, estacionó y notó que en el estacionamiento de la casa estaban las dos camionetas, que debajo de una de ellas el piso estaba mojado y debajo de la otra no. Bajó su valija y cuando comenzaba a bajar la camilla portátil sintió el grito de Carrascosa: - ¡Betty, no saque las cosas que María Marta tuvo un accidente! Ella entró a la casa, subió corriendo las escaleras y se encontró con María Marta en el piso y Carrascosa arrodillado al lado suyo, acariciándole la cabeza. Lo primero que hizo fue buscarle el pulso, no lo pudo encontrar, pero notó que el cuerpo estaba caliente, con temperatura normal y vio que María Marta tenía espuma en la boca y notó que hacía una especie de ronquido. Comenzó a hacerle masajes cardíacos, le corrió la espuma y comenzó también a hacerle respiración boca a boca. Le pidió a Carrascosa que llamara a alguien, a un médico, a lo de Bártoli, urgente!. Continuó con su declaración, diciendo que un par de minutos más tarde entró corriendo Guillermo Bártoli, quién comenzó a ayudarla con la reanimación, y que enseguida, un par de minutos después, llegó Irene Hurtig.

Bártoli, en su declaración testimonial del día 13 de noviembre de 2002, manifiesta que su mujer atendió el llamado de Carrascosa, que les avisaba del accidente, que salió “a los pedos” y que se “comió” todos los lomos de burros. Que cuando llegó la encontró a Michelini haciéndole masajes cardíacos a María Marta y que comenzó a ayudarla y que, en ese momento Carrascosa llamó a Osde para pedir que mandaran una ambulancia.

Por su lado, Irene Hurtig declaró que recibió la llamada, se vistió y también salió disparada para lo de su hermana. Cuando llegó encontró a Michelini y a su marido haciéndole resucitación a María Marta y que salió corriendo a buscar al Dr. Zancolli, cuya casa queda a dos cuadras, pero la atendió la hija que le dijo que el padre no estaba pero que le iba a avisar. Volvió y llamó al Dr. Cassagne que tampoco estaba. Llamó a la Guardia para saber si ya había llegado la ambulancia. Los vigiladores se sorprendieron y le informaron que no había llegado ninguna ambulancia. Que les pidió a gritos que mandaron la ambulancia y cortó. Fue en su auto a buscar al Dr. González Zuelgaray y no estaba. Fue buscarlo a Diego Piazza, que era estudiante de medicina. Que lo encontró, lo subió al auto y fueron a lo de su hermana.

Acá es conveniente hacer un paréntesis y destacar dos cosas:.


a) La hija del Dr. Zancolli llamó a su padre para avisarle del accidente (la llamada quedó registrada en el VAIC a las 19:12 hs.).b) La mucama de los Bártoli, Catalina Vargas, declaró que sus patrones salieron “disparados” porque les habían avisado de un accidente. Continuando con el relato, Diego Piazza declaró que Michelini y Bártoli le estaban haciendo resucitación cardio-pulmonar a María Marta. Que relevó a Bártoli que estaba muy cansado. Que sintió que el cuerpo estaba tibio y que estuvo practicando respiración boca a boca hasta que llegó a la ambulancia. Que llegaron un médico y un enfermero.

El médico Juan Gauvry Gordon declaró que llegó al country en la ambulancia de Paramedic, un servicio de emergencias que trabajaba para OSDE y que estaba acompañado por Walter Beltrán, chofer y paramédico. Los dejaron entrar rápidamente por la urgencia, que fueron recibidos por el dueño de casa y por la masajista. La masajista les dijo que la mujer se había golpeado la cabeza y se había ahogado en la bañadera. Subieron al baño y encontraron a Diego Piazza que estaba haciéndole masajes cardiorrespiratorios a la víctima. Observó que la víctima estaba en estado de paro cardiorrespiratorio, que había sangre en el baño y que la bañadera estaba llena de agua y sangre. Procedió a hacer tareas de resucitación cardiorrespiratorias con la ayuda de Diego Piazza y la masajista. Después le dieron a la paciente tres descargas de 360 joules con el desfibrilador y le colocaron una vía endovenosa para darle suero y una ampolla de adrenalina. Después de cinco minutos de resucitación le pusieron tres ampollas más. Que insistieron por unos 20 minutos pero no lograron revivirla.

En este punto es muy importante destacar la parte final de lo testimoniado por Gauvry Gordon, quién declaró que, después de declararla muerta, comenzó a revisarla y detectó una fractura de cráneo parieto-temporal izquierdo. Que le corrió el pelo mojado y notó pérdida de masa encefálica y que la fractura era digitiforme del tamaño de su dedo índice. Intentó introducir un dedo y solo pudo meter la puntita y allí detectó un poco de masa encefálica que parecía como pasta de dientes. Que se preguntó qué podía haber causado la lesión y que miró hacia la bañadera y ahí observó el cambiador de la ducha que tenía la forma de un elemento punzo-cortante. Que entonces pensó que la muerte se debía a un resbalón y a un golpe de la cabeza con una de las canillas y el cambiador de la ducha.

Esta declaración cobra sentido cuando la comparamos con los testimonios de los dos médicos forenses que realizaron la autopsia de María Marta García Belsunce.


La autopsia fue llevada a cabo por los doctores Carlos Flores y Héctor Moreira, médicos forenses de la Policía Científica de la Departamental San Isidro, quiénes fueron convocados por el fiscal Molina Pico para practicarla.


Revisaron la cabeza sin cabellos y las heridas que vieron no parecían que hubieran sido causadas por disparos. Incluso, cuando removieron la piel y vieron directamente el cráneo TAMPOCO NOTARON LOS ORIFICIOS, PORQUE LOS DISPAROS FUERON TAN JUNTOS QUE QUEBRARON EL CRANEO Y LO HUNDIERON, además de que no tenían orificio de salida.

Ambos declararon ante el Juez de Instrucción porteño Marcelo Lucini. En su declaración dijeron que recién se dieron cuenta que la víctima había recibido 5 balazos cuando abrieron el cráneo y licuaron la masa encefálica y hallaron los cinco proyectiles. También aseveraron terminantemente que las heridas no habían sido cerradas con La Gotita ni con ningún tipo de pegamento. Y agregaron que cualquier persona, incluso un médico no forense, podría no haberse dado cuenta de que las lesiones eran de armas de fuego. La declaración de Moreira, textualmente fue: “La persona común, no médico, pudo no haberse dado cuenta tranquilamente que esas lesiones eran producto de disparos de arma de fuego y en cuanto a un médico no especializado en prácticas forenses, también pudo no haberse dado cuenta”.

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Estas trascendentes declaraciones fueron tratadas de ocultar por el fiscal Molina Pico.

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Primero se opuso cuando la defensa solicitó que se incorporaran por lectura al juicio oral. Luego desistió de citar como testigos a ambos forenses.

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¿No es una situación absolutamente anormal, teniendo en cuenta que habían sido designados por él mismo para hacer la autopsia?

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¿Habrá querido el fiscal evitar que se conociera la inexistencia de la gotita?

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¿Será que los forenses hubieran dado por tierra con su teoría de que Carrascosa se había dado cuenta de los balazos?

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Cualquiera sea la respuesta, estamos ante otra actitud poco clara de parte del fiscal y que se suma a las varias que han contribuido a no poder esclarecer el crimen.

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