Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Diez razones para incriminar o exculpar

miércoles, 25 de mayo de 2011

Diez razones para incriminar o exculpar


Por Darío Villarruel 

1. Ante una muerte violenta, siempre hay que llamar a la policía. Aunque se trate de un accidente, y mucho más si es una situación dudosa, como en el caso de María Marta García Belsunce. La familia dice que llamó, pero dejó pasar demasiado tiempo. La locación de la muerte, el country, en donde no hay vecinos a la vista, filtros y controles, también despierta suspicacias. 

2. Haber limpiado la sangre y las huellas del lugar tan rápidamente es muy sospechoso. También, haber corrido el cuerpo de la bañadera. ¿Por qué lo hicieron antes de que llegara la policía? Además, el hermano de María Marta, Horacio García Belsunce, que está siendo juzgado ahora mismo, se comunicó la noche del asesinato con el comisario mayor bonaerense, Ángel Casafús, para pedirle que la policía no se presentara en la casa de su hermana. 

3. Si bien la familia fue la que avisó sobre la existencia de la sexta bala, el famoso "pituto", no lo contó en un primer momento. Omitieron el dato y, después, la diminuta bala apareció misteriosamente en el pozo ciego de la casa. Me pregunto: ¿la encontraron o la hicieron aparecer más tarde? 

4. Es completamente inverosímil que no se hayan dado cuenta de los seis disparos. Lo dice cualquier médico. Les tendría que haber llamado la atención la cantidad de sangre y el olor a pólvora. Con un tiro solo, el olor queda impregnado en la piel. Con seis, es imposible de disimular. 

5. Otra irregularidad es no haber realizado la autopsia inmediatamente. Si bien el fiscal Diego Molina Pico permitió que enterraran a María Marta, fue por pedido del fiscal de la Cámara de Casación Penal de la Nación, Juan Martín Romero Victorica, amigo de la familia. Y después, la autopsia tardó 42 días en hacerse. La enterraron el 28 de octubre y recién el 3 de diciembre se supo que había sido asesinada. ¿Por qué se demoró tanto la exhumación del cuerpo? ¿No habrá sido por dilaciones de la familia? Y dos puntos más: no es común, como sucedió, velar a una persona en un country; y además Bártoli había averiguado para hacer la cremación del cadáver, lo que hubiera cerrado definitivamente el caso. 

6. El desempeño del médico Juan Carlos March, que certificó que María Marta murió de un paro cardiorrespiratorio en Capital Federal sin siquiera haber visto el cuerpo y terminó condenado por la Justicia, genera sospechas sobre la familia. Porque el certificado de defunción trucho fue encargado por Guillermo Bártoli, el marido de Irene Hurtig y cuñado de María Marta. 

7. El llamado de Carlos Carrascosa a OSDE es sospechoso por varios motivos. Primero, el viudo dijo que estaba solo, y eso era falso porque las pericias demostraron que había conversaciones de fondo. Además, Bártoli se contradijo sobre no haber estado en la casa al momento del pedido a OSDE; y Carrascosa, en la grabación de la llamada, aseguró que era un accidente y que María Marta todavía tenía pulso. 

8. Hay que aclarar que determinar el móvil no es imprescindible. Si la Justicia prueba la responsabilidad de la familia, los motivos no interesan. Para mí, el móvil está vinculado a cuestiones económicas. Cabe recordar que Carrascosa mantenía a toda la familia. Quizás María Marta puso esa situación en riesgo. De ahí el "pacto de omertá" que, según Molina Pico, existe entre los integrantes de la familia. 

9. Es sospechoso cómo pasaron de asegurar que se había tratado de un accidente a que fue un intento de robo. Primero, vieron un accidente y, cuando se demostró que había sido un asesinato, pasaron a la hipótesis del robo violento. Una adaptación al cambio demasiado rápida. Y un ladrón difícilmente le hubiera pegado y disparado seis tiros a la víctima. 

10. Por último, si no está involucrada la familia, ¿quién mató a María Marta? No hay otra pista. Ni siquiera la familia, que parece más interesada en demostrar su inocencia que en descubrir la verdad, revela algún dato que permita seguir un camino alternativo. Los García Belsunce hablan de una caza judicial. ¿En qué se basan? ¿Por qué los odiaría tanto Molina Pico y el resto de los fiscales? La familia plantea que los culpan para tapar sus propios errores. Eso es incorrecto, porque está lleno de casos en los que los fiscales tienen desempeños objetables –el de Nora Dalmasso, por ejemplo- y no pierden su carrera. Tampoco es verosímil que exista una interna judicial que redunde en una persecución obsesiva hacia ellos. 

Villarruel es abogado y periodista especializado en casos policiales. 




 Por Pablo Duggan

Desde el inicio del caso me dediqué a buscar la verdad sobre el autor de la muerte de María Marta García Belsunce. Una verdad surge clara y explícita del análisis del expediente judicial: Carlos Carrascosa y la familia son inocentes. El periodismo supuestamente especializado repitió hasta el cansancio una serie de hechos sin haberlos investigado jamás. Si lo hubiera hecho, habrían descubierto la verdad sobre la naturaleza de los mismos. Esos indicios no demuestran la culpabilidad de la familia, sino todo lo contrario: prueban su inocencia. 

1. No darse cuenta de los balazos en la cabeza de María Marta. Los médicos forenses que realizaron la autopsia (elegidos por Molina Pico) declararon en sede judicial que las lesiones que presentaba el cráneo no se asemejaban a las provocadas por disparos de armas de fuego. Explicaron que ellos no se dieron cuenta de que lo eran ni aún examinando de cerca el cráneo sin la cabellera. Solo descubrieron los disparos al serruchar la calota y encontrar en el cerebro los plomos de las balas. Sostuvieron que médicos de emergencia o familiares de la víctima jamás podrían haberse dado cuenta de que las lesiones provenían de armas de fuego. (ver testimonio) 

2. Lavar la sangre. Los únicos lugares de la casa en donde había sangre visible eran el baño y la alfombra del cuarto frente al baño. El médico de Paramedic, Juan Gauvry Gordon, una vez que declaró muerta a María Marta, sugirió a la masajista lavar el baño, ya que familiares y amigos estaban llegando a la casa. Según explicó, le pareció que la sangre daba un aspecto muy feo a la escena. La mancha de la alfombra no pudo ser lavada. Michelini sólo lavó el piso del baño y la bañadera. Las paredes del cuarto fueron limpiadas superficialmente por las mucamas al día siguiente para mejorar el aspecto de la casa en el velorio. No había manchas de sangre visibles en el cuarto ni en la escalera. Las supuestas manchas enormes que fueron "escondidas" jamás existieron. 

3. Tirar el "pituto". John Hurtig tiró al inodoro del baño el pituto. Espontáneamente, le contó lo que había hecho al fiscal Molina Pico antes de la autopsia, o sea antes de saber que su hermana había sido asesinada. Sentía que había sido una estupidez y así se lo manifestó. Tiempo después, a pedido de Molina Pico, John condujo una investigación en la casa para encontrar el pituto en el pozo séptico. Esa tarea tuvo buen resultado. Cuando el fiscal tuvo el pituto en sus manos preguntó a viva voz: "¿Qué es esto?". Un perito balístico presente en el lugar se lo dijo claramente: una bala deformada. El fiscal jamás se hubiese enterado de la existencia del pituto si no se lo contaban John y Horacio García Belsunce. Además, cuestionó que no se hubieran dado cuenta de que era una bala, algo que él mismo no pudo hacer. 

4. El certificado de defunción trucho. Casa Sierra engañó a Guillermo Bártoli. El empleado Oscar Sierco llenó el certificado de defunción, consignó el lugar de muerte en un domicilio en Capital y sentenció que la causa era un paro cardiorrespiratorio no traumático; al día siguiente alguien falsificó la firma de Bártoli en el documento. La ley establece que sólo un médico registrado puede llenar un certificado de defunción. El Dr. Juan Carlos March se dedicaba a firmar los certificados que le alcanzaban de la cochería, jamás constataba las muertes y nunca veía a los muertos. De esta manera, Sierco y March violaban la ley en forma flagrante. Claro que no para encubrir ninguna muerte, sino para "facilitar" los trámites a los clientes. El Dr. March fue condenado por este delito tiempo después. También quedó claro que Bártoli jamás llenó un formulario pidiendo una cremación, cosa que podría haber hecho sin obstáculo alguno. La cochería sabía que María Marta había muerto en El Carmel pero, para evitar un trámite legal de cambio de jurisdicción, hicieron figurar el domicilio en Capital como lugar de muerte. Bártoli nunca se enteró de estas maniobras. (ver pericia caligráfica que determina que falsificaron la firma de Bártoli)

5. "Sacame la policía de encima", no llamar a la policía. Es cierto que Horacio García Belsunce llamó al Comisario Ángel Casafús para pedirle que evitara que un patrullero llegara a su casa. Lo hizo convencido de que María Marta había muerto en un accidente y por la mala impresión que eso podría causar en sus padres. Sin dudas una actitud descabellada que él mismo reconoce. Sin embargo, jamás logró frenar nada. En primer lugar Casafús no le prestó atención; en segundo lugar, el patrullero avistado por un vigilador a un kilómetro y medio fuera del country no se dirigía al mismo, por lo tanto nunca llegó. Esto consta en el expediente. Hasta ese momento nadie había llamado a la policía. 

Al día siguiente de la muerte de María Marta, Horacio García Belsunce, a pedido de su hermano John, le comentó al fiscal Juan Martín Romero Victorica todo lo acontecido, las dudas de algunos y le pidió ayuda. Éste decidió volver a llamar a Casafús y pedirle que enviara al comisario Aníbal Degastaldi y al fiscal de turno. Es decir que fue la familia quien motorizó la llegada de la policía a la casa. 

6. Los "descubrimientos". Surgen de la causa numerosos hechos protagonizados por la familia que contrarían la idea del encubrimiento. 

a. Dejaron entrar a la masajista. 

b. Llamaron a dos ambulancias (aumentando a 4 los testigos ajenos a la familia). 

c. Convocaron a todos los médicos de El Carmel para que se acercaran a auxiliar a María Marta (sólo encontraron al estudiante Diego Piazza). 

d. Convocaron a un comisario de la Bonaerense y a un fiscal para comunicarles sus dudas. 

e. Contaron al fiscal que habían encontrado un "pituto", y además se lo hallaron. 

f. Invitaron al velorio de María Marta a más de 200 personas que pudieron observar el cadáver. 

g. No cremaron el cadáver, tal cual convinieron con el fiscal, pero lo podrían haber hecho sin problema alguno, ya que no pesaba restricción legal. (ver certificado de contratación del servicio fúnebre)

h. Comunicaron al resto de sus familiares y amigos versiones encontradas sobre lo que le había pasado a María Marta. 

7. La falta de un "móvil". El móvil en un homicidio es muy importante. Sobre todo tratándose de uno supuestamente cometido por un marido con la complicidad de la familia de la muerta. Es obvio que si la familia es culpable, debe haber tenido un motivo muy fuerte para encubrir el crimen. Nadie mata a su mujer por algo banal, ni un hermano encubre el crimen de su hermana por el mismo motivo; debe ser algo muy relevante. Sin embargo, en este caso el fiscal jamás pudo dar con un motivo para matar a María Marta. Intentó con el Cártel de Juárez y el lavado de dinero, pero su elucubración era tan absurda y carente de pruebas que la abandonó durante el juicio. Nunca se encontró un solo testimonio sobre desavenencias conyugales entre Carrascosa y su mujer. 

8. La persecución del fiscal. En el velorio, la obligación legal del fiscal Molina Pico era contundente: ordenar la inmediata autopsia, aún creyendo en la versión del accidente. Inmediatamente debía identificar testigos y labrar un acta. Nada de eso hizo, violando la ley y sus deberes como funcionario judicial. Su única excusa para tal comportamiento ilegal es que la familia lo engañó porque la mataron ellos. Por eso dedicó su vida a intentar condenarlos a todos para salvar su carrera. Aún hoy, ya oficialmente fuera de la causa, se reúne con los actuales fiscales por motivos desconocidos. También intentó influir en el antiguo fiscal a cargo de la causa. 

9. Las mentiras del fiscal Molina Pico. A lo largo de 9 años, el fiscal Molina Pico cambió varias veces de versión sobre cómo fueron los hechos y sus motivaciones. El famoso café con lemoncello en el club house que se habría tomado Carrascosa, y que sostuvo en la elevación a juicio, fue olvidado por Molina Pico en el juicio oral. La "gotita" con la que supuestamente pegaron los agujeros del cráneo de María Marta nunca existió, según quedó demostrado en el juicio oral. La pericia sobre la escucha de la llamada a OSDE corre el mismo camino, es incierta, confusa y no prueba nada, según acaba de decirlo en su fallo el Juez de Garantías Ricardo Costa (ver), donde rechaza la detención de Irene Hurtig. (ver también testimonio del ingeniero Gurlekián)

10. El fallo de Casación que condenó a Carrascosa no está firme y constituye una vergüenza judicial, además de una violación de los más básicos principios jurídicos. Luego de un largo juicio oral en el que Carrascosa fue absuelto del homicidio, Casación anuló el fallo y procedió a juzgarlo, condenándolo a prisión perpetua. Es absurdo pensar que los jueces de Casación tuvieran mejores argumentos que aquellos magistrados que vivenciaron el juicio oral. En tal caso, debieron haber anulado el juicio y mandado a realizar uno nuevo. No se respetó el juicio oral, la doble instancia y el principio de inmediación, que indica que un magistrado debe fallar inmediatamente después de la producción de la prueba. 

Duggan es abogado y periodista de C5N. Es autor de "Perdón, María Marta". 

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