Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Declaración de Michelini (2002)

miércoles, 13 de noviembre de 2002

Declaración de Michelini (2002)

DECLARACIÓN TESTIMONIAL
/// la Ciudad de Pilar, a los 12 días del mes de noviembre del año dos mil dos comparece ante el suscripto y Secretaria de Actuaciones, una persona previamente citada, a quien se le hace saber que se le recibirá declaración testimonial, como así de las penas con que se castiga al delito de falso testimonio (art. 275 del Código Penal) y el art. 235 del C.P.P. y que depone bajo juramento o promesa de decir la verdad de todo cuanto supiere o le fuere preguntado, haciéndolo de acuerdo con las creencias o convicciones cívicas del compareciente y en este acto, bajo la fórmula "lo juro". Preguntando qué es, dijo ser y llamarse Beatriz Magdalena Michelini. DNI 13.027.245 el que exhibe y retiene. Argentina de 45 años de edad, nacido el 17 de junio de 1957 en la ciudad de Pilar. Pcia de Buenos Aires. Masajista, casada, domiciliado en la calle Sanguinetti 583. Villa Morra. Pilar. Preguntada para que diga si es cónyuge, ascendiente o pariente colateral hasta el tercer grado, o tutor, curador o pupilo de la/las persona/s imputada/s en su caso, pariente en grado igual o más próximo de la víctima CONTESTÓ: No. Invitada que fue a manifestar cuanto conozca sobre el hecho de que se trata DIJO: Era masajista de la señora de Carrascosa desde hace dos años y medio a la fecha. Yo todos los domingos iba a la casa de ella a eso de las 19 hs a hacerle masajes. Yo llegué al country y por lo general llaman para notificar que yo llegué para que me den el permiso de entrada. Como no contestaba el teléfono de la casa la guardia me hizo esperar a un costado y mandaron al personal para la casa por si no andaba el teléfono. Se comunicaron con la guardia diciendo que no contestaban el timbre. Eso lo sé porque el guardia vino y me lo dijo, que no contestaban el timbre, que espere que ya me iban a atender. Cuando me dan permiso es porque había llegado el Sr. Carlos, el esposo, a la casa. Yo entro al country, hago el recorrido, estaba lloviendo, porque cuando yo llego a la casa, siempre bajo una valija del auto y la pongo en la puerta de entrada, cuando regreso a buscar la camilla al auto, que lo había estacionado en el sector d estacionamiento de la casa, subiendo a la izquierda, y cuando regreso a buscar la camilla, el señor abre la ventana de arriba, del primer piso y me dice "Beti, dejá, no baje las cosas, María Marta tuvo un accidente"(textual). Entonces yo dije: cómo que tuvo un accidente, y subí al primer piso porque la casa siempre tenía la puerta abierta. El señor recién había llegado y el guardia lo vio que recién había llegado. Preguntando para que diga con qué estado de ánimo le dijo el sr. Carrascosa que su mujer había sufrido un accidente. Dijo, me lo dijo como asustado, no gritó, estaba asombrado, asustado, realmente no sé cómo decir, yo me asusté también y fue cuando subí. Continúa con su relato diciendo que: subo la escalera, cuando miro a la habitación me encuentro a la señora en el piso, entre el baño y el dormitorio de ella, en la mitad de la puerta. Entonces yo dije qué le pasó a María Marta, y lo primero que atiné fue a hacerle respiración y los primeros auxilios, y las presiones cardíacas en el pecho. Ella estaba caliente y tenía espuma en la boca. Esto era alrededor de las 7 de la tarde. Estaba toda ensangrentada, la cabeza, el pelo con sangre. Estaba toda mojada, el pelo, la blusa. No recuerdo si el resto del cuerpo estaba mojado, el piso estaba mojado. Cuando le hice masaje cardíaco, el pecho, la parte de arriba del cuerpo estaba todo mojado. Ella estaba caliente, no sé si el agua era caliente o fría. El piso del baño estaba con agua, el piso del dormitorio estaba seco. A ella le salía espuma blanca de la boca. Cuando le hice los primeros auxilios, ella hacía un ruidito, no sé si era del aire que le mandaba por la boca y la presión que le hacía en el pecho, y salía espuma. Para hacerle respiración boca a boca, primero le saqué la espuma que tenía, recuerdo que la espuma tenía un sabor raro, indefinido, como metálico, el sabor me duró dos o tres días después del hecho cuando pensaba en la situación. No sé definirlo a ese sabor. La espuma era de color blanca. Cuando yo llegué y me acerqué a ella para hacerle los primeros auxilios, le dije que llamara a un médico y no sé a quién llamaba, sé que llamaba por teléfono, entonces fue cuando le dije en mi desesperación que llamara a Guillermo Bártoli, que es el cuñado de la señora. Cuando yo estaba con el cuerpo haciéndole los primeros auxilios, el marido estaba en la parte que sería la salita de estar o vestidor del dormitorio, supongo que llamando por teléfono. Se ve que llamó porque vinieron los Bártoli. Hubo un muchacho que vino, un delgadito, alto, supongo que debe ser vecino, joven, no sé si llegaría a los treinta años, con barbita de esas que se usan ahora, sé que era alto. El baño tenía agua en la bañera con sangre, la canilla estaba cerrada cuando yo llegué, la ventana no estaba abierta, me la hizo abrir uno de los médicos cuando yo estaba limpiando. El piso del baño estaba con agua y sangre. Había un poco de sangre al lado del inodoro, en el piso, era un charquito, no era mucho, eran más que unas gotas. La ventana no vi que tuviera sangre, estaba cerrada, no sé si las canillas del baño tenían sangre, no presté atención. Cuando el señor se asomó para decirme lo del accidente se asomó por la ventana del vestidor. Yo, mientras le hacía los primeros auxilios estuve siempre en el baño, pisando agua, tenía el pantalón manchado con agua con sangre. Tengo entendido que cuando el señor la encontró, él no me lo contó, lo dijo cuando me citó la policía a casa. Yo ese día no pregunté nada, quedé muy dolorida, shockeada, no impresionada. Mientras que yo le hacía los primeros auxilios llegó el señor Bártoli, no sé si este muchacho llegó antes o después de Bártoli y en eso llegó una de las ambulancias porque vinieron dos. La primera ambulancia llegó a los pocos minutos, no sé bien, creo que eran quince o veinte minutos. Llegó la primera ambulancia, yo salgo y el médico y la otra persona de la ambulancia comienzan a hacer todas las cosas de rehabilitación a los pacientes, ahí estaba también este muchachito de barbita ayudándolos a ellos, le pusieron una máscara con respirador y el muchacho de barbita le hacía las presiones en el pecho, y el médico le hacía la presión de aire a la máscara, y el otro mientras tanto hacía lo que le decía el médico. Le puso suero, inyecciones, después hicieron electroshock con un aparato. Para hacerle electroshock el ayudante del médico se puso parado dejando a la señora entre sus piernas como a caballo, para no pisar el agua. No hubo reacción de la señora. Después llega la otra ambulancia mientras estaba haciendo esto y la dejaron pasar porque estaba en un paro, dijo el médico. La segunda ambulancia llegó unos quince minutos después que la primera. Vino el médico de la segunda ambulancia y yo me fui a la sala de abajo, al living. En el living había gente que yo no conozco, los Bártoli, el señor de la casa, la señora de Piaza, no era un tumulto de gente. No vi ninguna persona de servicio por el living, los domingos cuando yo iba a la casa nunca estaba la gente de limpieza, yo no vi a ninguna empleada de limpieza en la casa mientras estuve sentada en la escalera que da al living. Después vino un médico, el de la segunda ambulancia y nos llamó. Dijo que necesitaba a alguien y fuimos el señor Bártoli y yo, y arriba dijo el médico que había que sacar el tapón de la pileta, este era un médico alto de unos treinta años, era corpulento, dijo que había que sacar el tapón para limpiar el baño, para que no impresionara a la familia, dijo. Yo, la verdad, reaccioné en sacar el tapón porque me lo dijo el médico. Saqué le tapón de la pileta y limpié el baño. Yo limpié el baño con agua caliente, uno de los médicos me dio los guantes de los descartables, había un trapo verde y un lampazo que me lo trajeron. Limpié la bañadera, el piso al lado del inodoro, era más agua lo que había que sangre. El charquito de sangre era al lado del inodoro, después era todo agua. Como yo abrí el agua caliente se hizo vapor y uno de los médicos me dijo que abriera la ventana, yo ni me di cuenta de la ventana del baño. Cuando metí la mano para sacar el tapón, el agua de la bañera estaba tibia. No había sangre en las paredes ni en ningún otro lado del baño más que en el piso y en la bañera. Cuando llegó la segunda ambulancia no hizo nada, todo lo hizo la gente de la primera. El médico de la primera ambulancia era medianamente bajo, no era petiso, no era flaco, más gordo que yo, supongo que sería de unos treinta años, no sé calcular las edades. El que acompañaba a este médico de la primera ambulancia era delgadito y más joven. Este es el que hizo el electroshok. El médico de la segunda ambulancia era alto y robusto, corpulento. Este médico fue el que dijo que había que sacar el tapón de la bañera, y yo fui y lo saqué. Este mismo médico fue el que me dijo que había que limpiar para que no se impresionara la familia. No hay posibilidad de que me confunda entre los médicos. Sé que el cuerpo de la señora estaba manchado con sangre en la parte del pelo del lado izquierdo porque ella estaba con la cabeza hacia la derecha y le chorreaba espuma. No le salía sangre de la cabeza. Al día siguiente, cuando fui a verla le vi que tenía un golpecito en la frente, arriba del ojo. Siempre que yo iba los domingos la señora me esperaba preparada en bata. No siendo para más, se dio por finalizado el acto, firmando la compareciente, previa íntegra lectura y ratificación de la presente para constancia, después del suscripto y por ante la Actuaria que da fe -



No hay comentarios :

Publicar un comentario