Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Cruce entre querella y fiscalía por la pericia balística

sábado, 2 de junio de 2007

Cruce entre querella y fiscalía por la pericia balística

La abogada querellante que representa a la madre de María Marta García Belsunce en el juicio por el crimen de la socióloga mantuvo un duro cruce con el fiscal Diego Molina Pico, a quien acusó de no querer conocer la verdad del caso tras discutir por una pericia balística.

Se trata de Zulema Rivera, una de las letradas que representa a la particular damnificada, quien llegó a sugerir, aunque en un tono irónico, que el fiscal pudo haber cambiado las balas con las que asesinaron a la víctima.

Esta hipótesis recordó en los tribunales de San Isidro el argumento defensista del empresario Horacio Conzi durante el juicio en el que terminó condenado a 25 años de prisión por el crimen del joven Marcos Schenone.

La discusión surgió mientras era interrogado el perito balístico de Gendarmería, Ramón Tabares, uno de los expertos que participó del estudio realizado durante el juicio que no pudo determinar de qué marca particular de revólver calibre 32 largo fueron efectuados los seis disparos que asesinaron a María Marta.

Rivera le preguntó al perito si cabía la posibilidad de que las balas hayan sido disparadas por dos armas distintas, pero Molina Pico se opuso a la pregunta argumentando que otras pericias preexistentes ya habían determinado que todas las balas salieron del mismo revólver y que este experto no participó de ellas.

La presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal 6 de San Isidro, María Angélica Etcheverry, le dio la razón al fiscal, se opuso a la pregunta y allí estalló la abogada Rivera.

"Lamento mucho que el Ministerio Público no esté buscando la verdad", disparó la letrada querellante, y Molina Pico contestó: "Sí que busco la verdad".

El entredicho que iba a derivar en una discusión fue interrumpido por la jueza Etcheverry que de inmediato le llamó la atención a Rivera: "No haga juicios de valor ofensivos hacia el Ministerio Público".

Este no es el primer cruce que tienen el fiscal y la querella en el juicio, ya que otras veces fue Molina Pico quien cuestionó a los abogados de Luz Galup Lanús de Hurtig -madre de la víctima-, por no acompañarlo en la acusación contra Carlos Carrascosa y actuar en el debate como una segunda defensa del viudo.

El cuestionamiento de Rivera a la pericia, apoyado luego por los defensores Diego Ferrari y Alberto Cafetzoglus, fue que según la descripción que Tabares y los otros tres peritos hicieron sobre las seis balas halladas, era imposible afirmar en otras pericias que todos los plomos salieron del mismo cañón, porque estaban muy deformados.

El tribunal hizo un cuarto intermedio de 20 minutos y finalmente, por mayoría, aceptó la pregunta pero reformulada.

Luego de leerle la pericia balística de cotejo de la policía científica bonaerense que en enero de 2003 determinó identidad entre los seis plomos, le preguntaron si los proyectiles que él había analizado eran cotejables.

Tabares contestó que "los proyectiles tienen elementos para cotejo", aunque previamente puso en duda el instrumento utilizado por sus colegas de la policía bonaerense al afirmar que la lupa binocular empleada en ese peritaje "no es el elemento adecuado para un examen de certeza o comparación".

"Existe el microscopio comparador que superpone imágenes", aclaró el experto de la Gendarmería, para criticar el método utilizado por sus colegas de la Policía Científica Bonaerense.

La querella y la defensa hicieron hincapié en estos peritajes balísticos porque tienen la hipótesis de que quizás María Marta no fue asesinada de seis balazos por una misma persona en un clásico hecho pasional, sino que pudo haber recibido esa cantidad de disparos porque la balearon dos personas con armas distintas.

Respecto a la pericia en la que sí le tocó intervenir y cuyos resultados ya se conocían desde el viernes último, Tabares explicó que por el deterioro que presentaban tanto los cinco proyectiles extraídos del cráneo de María Marta como la famosa "bala-pituto" recuperada del pozo ciego de la casa, no fue posible determinar la marca del revólver calibre 32 largo que los disparó.

Dijo por las únicas dos características bien definidas de los seis plomos -que presentaban seis estrías y que giraban hacia la izquierda (levógiro)-, podrían haber sido disparadas por 69 revólveres calibre 32 que figuran en el listado del FBI y una decena de otros de fabricación nacional.

Una de las claves de este peritaje era determinar si las balas pudieron haber sido disparadas por un revólver marca Orbea, como el que extravió Horacio Ognio, un sobrino de Carrascosa que vive en Corrientes y en el juicio explicó que nunca le prestó ese arma a su tío y que se la robaron de su camioneta en 1999.

Tabares dijo que el Orbea "quedaría descartado" porque en el "pituto" se encontraron seis estrías, y esa marca deja cinco.

El otro punto de pericia era determinar si las balas que asesinaron a María Marta, calibre 32, podían haber sido disparados con un revólver 38.

El perito explicó que en condiciones normales no era posible, porque una bala calibre 32 era más angosta que una 38 y "bailaría" en el tambor, pero que sí era factible si, por ejemplo, se engrosaba la bala enrollando un papel a la vaina.

El experto hizo la demostración con un revólver calibre 38 marca Taurus cromado que trajo consigo e impresionó a jueces, abogados y periodistas presentes.

"Yo me corro de acá", dijo Molina Pico cuando le alcanzó el arma. "Por favor no maten a nadie", dijo el otro abogado querellante Gustavo Hechem.


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