Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Dos testigos confirman a los García Belsunce

viernes, 25 de mayo de 2007

Dos testigos confirman a los García Belsunce

Por Raúl Kollmann

Para derribar falacias

Uno: los balazos en la cabeza de María Marta García Belsunce no se veían. 
Dos: ni siquiera los vieron los médicos que hicieron la autopsia hasta que le abrieron la cabeza y encontraron los proyectiles. 
Tres: es falso que hayan puesto pegamento La Gotita para cerrar los agujeros de los proyectiles. 
Cuatro: el fiscal y el jefe de investigaciones de San Isidro estuvieron a dos metros del cuerpo de MM en el velatorio. 
Cinco: fueron convocados por iniciativa de algunos miembros de la familia que tenían dudas sobre lo ocurrido. 
Seis: el fiscal Diego Molina Pico no vio nada raro y, pese a que la ley así lo indicaba, no ordenó la autopsia como correspondía. Todas estas conclusiones surgen de las respuestas y testimonios que ayer dieron en el juicio oral dos criminalistas de renombre, Osvaldo Raffo y Raúl Torre, contratados hace cuatro años por el padre de MM y del testimonio del comisario retirado Aníbal Degastaldi que aportó elementos, aunque no dijo la verdad ante el Tribunal. Estos son los interrogantes a los que se respondió ayer.

- ¿Es posible que la familia haya creído la hipótesis del accidente y no viera los balazos? ¿Cómo no los vieron los médicos de las ambulancias?
El doctor Raffo mostró en forma categórica que en el video de la autopsia de MM se ve que los dos forenses, Héctor Moreira y Carlos Flores, designados en su momento por el fiscal, no percibieron que a la socióloga la hubieran matado a tiros. Quedó claro que después de que le corrieran el pelo a MM, los forenses siguieron señalando, en diálogo entre ellos, que las lesiones que se veían eran cortes producidos por golpes contra canillas. Una toma tremenda se produce cuando abren el cráneo de MM y en ese momento encuentran proyectiles. Es más, en la imagen más cruda vuelven a juntar con las manos ambas partes del cráneo para reestudiar la situación ahora que saben que hubo balazos. Cuando le preguntaron a Raffo, fue terminante: “Por supuesto que los médicos de las ambulancias pudieron confundir los orificios de proyectil con golpes de canillas. No era fácil de descubrir. Es disculpable, porque además en ese momento MM tenía el pelo tapándole la zona. Lo que es menos disculpable es que no los hayan visto de entrada en la autopsia, pero allí les faltó un elemento esencial: las radiografías”. Si los forenses no vieron los balazos, los médicos de las ambulancias tampoco, menos todavía podían verlos los familiares.

- ¿Se usó pegamento para cerrar los orificios de los proyectiles de bala?
“No. Lo descarto totalmente –contestó Raffo–. La Gotita se puede usar, por ejemplo, cuando hay un corte con una hojita de afeitar. Algo muy fino, unir dos partes. Pero un balazo es un agujero, que sigue la trayectoria. Entonces hay que rellenar el agujero. Arriba se forma una costra. Y desde ya que queda pegoteado el pelo. Todo eso se hubiera visto en la autopsia, porque el pegamento no se descompone. Y ustedes pueden ver en estas imágenes que no hay nada. La pinza entró como si se tratara de una manteca.” No hubo pregunta del fiscal que pudiera mover un milímetro a Raffo.

- ¿Cómo puede ser que se vean orificios más cerrados y orificios más abiertos?
Raffo explicó que los orificios que se perciben abiertos –dos en la zona posterior de la cabeza– son producto de disparos en los que le apoyaron el arma en la cabeza a MM y produjeron un desgarro, una especie de cráter. En cambio los otros tres disparos que se vieron más cerrados se corresponden con balazos pegados a corta distancia, pero no con el caño del arma apoyado o a menos de un centímetro.

- Si la familia, supuestamente, intentó tapar el crimen, ¿cómo se explica que hayan estado en el velatorio el fiscal y un alto jefe policial?
El relato lo hizo el comisario retirado Aníbal Degastaldi, quien fue el primer testigo de la tarde. Era el jefe de Investigaciones de San Isidro y recibió un llamado del comisario Angel Casafús. Este le dijo que había muerto MM y que se comunicara con Horacio García Belsunce (h) o con el fiscal Romero Victorica, que estaban en el lugar de la muerte. Degastaldi habló con Romero Victorica, éste le dijo que “hay cosas que no cierran” y por eso el comisario y el fiscal Molina Pico se hicieron presentes en el velatorio. En realidad fue otro hermano de MM, John Hurtig, el que insistió en que las cosas “no le cerraban”. Degastaldi contó que Molina Pico habló a solas con Romero Victorica, subieron a la habitación donde velaban a MM, miraron desde dos metros y se fueron sin que se ordenara la realización de la autopsia. “Yo la hubiera ordenado, pero era el fiscal el que decidía”, dijo Degastaldi. Molina Pico sostiene que Romero Victorica lo convenció de que se trató de un accidente. Lo concreto es que, por iniciativa de los GB, una autoridad judicial y una policial estuvieron en el lugar.

- Si Degastaldi era investigador, ¿por qué no investigó?
El relato que hizo ayer no es creíble. Dice que todo quedó en manos del fiscal y que él ni se fijó en cómo se había producido la muerte. Este periodista habló varias veces con Degastaldi en aquella época. “La pista Pachelo es la más sólida”, dijo entonces. “Tengo un dato de que MM estuvo en un hotel alojamiento con otra mujer”, le reveló también a este periodista. Un día más tarde, rectificó: “El dato ese no es cierto”. Degastaldi sostenía que Pachelo era el principal sospechoso y ésa fue la razón por la que el fiscal excluyó de la investigación a los policías. Pero Degastaldi ayer dijo que él nunca investigó nada.

- ¿Como apareció un rastro de ciano en la cabeza de MM?
Raffo mostró el desmanejo del cuerpo, cómo el cráneo se ponía en todo tipo de líquidos sucios, incluso se ubicó sobre una mesa a la que se había subido, con zapatos de calle, uno de los que estaban en la autopsia. Además, todo fue impregnado con formol. “Sí, podía haber ciano o cualquier otra cosa con semejante contaminación. Pero no pegamento”, redondeó.

Ver informe del Dr. Castex
Ver escrito del Dr. Tróccoli

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