Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Un grito sagrado por Carrascosa!!!

lunes, 18 de junio de 2012

Un grito sagrado por Carrascosa!!!


Cabizbajo y abatido. Su mirada de pronto se hunde en el suelo como extraviada, buscando una respuesta... un motivo que le de sentido a tanto dolor. Pero no lo encuentra, nada en el mundo justifica esa pesadilla de tres años en la oscuridad. Más de mil noches en esa sombría celda con muros de piedra helada donde no entra la luz del sol... donde se empieza a olvidar poco a poco el color del cielo. El tiempo se encapricha, se estanca... no pasa nunca. La llegada de la noche se hace esperar, y cuando por fin dan el aviso, él se va hacia su cama esperando conciliar el seño para evadirse al menos por unas horas... y soñar que es libre. Pero su sueño suele interrumpirse por el eco de algún lamento o el grito de algún rebelde. Se despierta sobresaltado sin saber dónde está y mira a su alrededor... esos barrotes herrumbrados le recuerdan que está preso, que está encerrado sin motivo, sin causa; y acusado de haber matado a la persona que más amó en su vida. Siente dolor, impotencia y bronca; y mira el techo buscando el cielo sin poder hallarlo, entonces baja la cabeza perdiendo su mirada en el piso. Se acuesta nuevamente abrazando la almohada para esconder ahí su sollozo, para guardar en secreto su dolor... y poco a poco la va humedeciendo con las lágrimas silenciosas que, a pesar de los esfuerzos, se le escurren ávidamente por los párpados...  En algún momento logrará dormir vencido por el cansancio, y tal vez pueda soñar; pero al amanecer lo esperará ansiosa, la desgastante rutina de todos los días que va comiendo lentamente su ilusión.
Sólo vive de a ratos, cuando tiene una visita. Le avisan que alguien fue a verlo y se apresura para salir al salón. No quiere perderse ni un minuto de la compañía de gente tan querida, del abrazo sincero y cálido de quienes lo quieren bien. Sus ojos comienzan a brillar otra vez mientras recorre ese pasillo con ansiedad. El corazón le late tan fuerte que casi se puede escuchar y por fin la sonrisa vuelve. Logra ser feliz por un rato pues hasta los muros de piedra helada parecen desvanecerse con todo ese amor que recibe, con esa inyección de esperanza que le trae cada uno de sus afectos. Ninguno de ellos necesita explicaciones, todos saben que es inocente... incluso los familiares de la víctima: su esposa. Sí, ellos también van a verlo... ellos también reclaman su libertad.
Pero el tiempo caprichoso suele ser breve cuando se lo disfruta y, en efecto, las dos o tres horas de visita pasan como un suspiro.  Se levanta y los acompaña hasta la puerta del salón, y aunque la amargura le vuelva de pronto,  los saluda de lejos con una sonrisa para que todos se vayan pensando que él va a estar bien. Tiene que disimular su tristeza para que nadie se preocupe, para que no se den cuenta de que mientras todos se van a hacer sus cosas, él se queda ahí... en el infierno. Entonces arregla la mesa lentamente y va guardando las cosas en su bolso sin prisa, como para demorar, aunque sea un poco más, el regreso a su celda...

Afuera el mundo sigue moviéndose sin avanzar. La calumnia periodística está a la orden del día y es un negocio muy rentable. No se necesita mucho cerebro para triunfar en ese ámbito, sólo hay que ser inescrupuloso y carecer de toda ética y dignidad; inventar un titular atractivo dirigido intencionalmente a la gente que no se toma el trabajo de pensar, y luego redactar la nota con información falsa o incompleta. Así crean la "opinión pública", muchedumbre acusatoria que, a su vez, presiona al sistema para que las cosas se resuelvan rápidamente. No importa si está bien o mal hecho, lo que importa es que se haga rápido. Esta es la "mentalidad" de nuestro siglo: emplear el tiempo en hacer algo bien es perder el tiempo. De esa manera los jueces dejan de ser el tercer poder para transformarse en marionetas de la opinión pública, y en lugar de leer los expedientes, evaluar las pruebas, analizar las pericias y escuchar a los testigos; dictan sentencia basándose en las noticias de los diarios. Así fue como condenaron a Carlos Carrascosa a prisión perpetua, prisión que aún no está firme, sin embargo, y a pesar de no presentar riesgo de fuga y de haber estado siempre a disposición del tribunal; hoy  cumple tres años preso por una condena injusta dictada por un fallo totalmente arbitrario. La opinión pública asesorada por el periodismo, dijo que era culpable, y el tribunal lo condenó, así de fácil... así de ilegal. Sólo bastó la presión de la sociedad para que los jueces fallaran en su contra y omitieran todos los testimonios y pruebas que sostenían su inocencia. La gran parte de los argumentos que la gente tiene para decir que él y los otros cinco condenados son culpables, fue inventada por la fiscalía y adornada por la prensa; de hecho, existen pruebas testimoniales, periciales y genéticas que desmienten cada uno de esos prejuicios. Pero a la sociedad no le importa, esa masa de gente sin ideas propias necesita que le digan qué es lo que tiene que pensar y repetir; y en vez de escuchar la explicación más lógica, escuchan la más fácil... la que aparece al prender el televisor... o la más resonante como esos titulares con letras gigantes que pueden leerse a seis metros de distancia. Nadie se toma el trabajo de preguntar, nadie pone voluntad para averiguar pues esa gente mediocre es muy cómoda, sólo se queja cuando algo la afecta directamente, no cuando le pasa a "otro"... y no se dan cuenta de que ellos son los "otros" de "otros", y que algún día les va a tocar sufrir estas cosas en forma individual. Esta gente se excusa cobardemente en el anonimato de la "sociedad", pero cada uno de ellos es responsable por acción u omisión de que un hombre inocente esté preso. Hablar y repetir sin saber es tan grave como escuchar y aceptar sin preguntar. Yo estuve de ese lado y sé de lo que hablo. Escuché y repetí sin pensar, que Carrascosa era culpable; y nunca pregunté por qué... hasta que un día me tomé el trabajo de usar la lógica y me di cuenta de que podía haberme equivocado. Me dio mucho miedo y vergüenza pensar que pude, sin advertirlo, haber sido parte de la difusión de una calumnia. La duda no me dejaba en paz, empecé a averiguar... y supe la verdad. Me sentí muy mal al tomar conciencia de mi error y de mi pequeña participación (pero participación al fin) en divulgar una mentira. Entonces hice lo que hay que hacer: pedir perdón por mi irresponsabilidad y tratar de reparar el daño. Es por eso que ahora formo parte de esa minoría que defiende su inocencia, minoría de la que todos se burlan creyendo que estamos locos o que somos demasiado ingenuos, cuando en realidad somos los únicos cuerdos y concientes de la realidad.

En cuanto a los jueces, que juraron defender la verdad y respetar los derechos de los ciudadanos, unos pocos han cumplido honrosamente su tarea. Un juez que manipula la ley a su antojo y en perjuicio de una persona, no es digno de llevar tal investidura. Una persona con semejante poder sobre la vida de los demás debe ser idóneo, y esto significa conocer la ley y tener la responsabilidad y valentía de aplicarla imparcialmente, más allá de las presiones externas.
Viniendo del poder judicial, no hay peor delito que privar de su libertad a una persona inocente, pues ante la duda hay que absolver. Sin embargo y en mi opinión, ellos están seguros de que Carrascosa y el resto de los condenados son inocentes... lo que hace que este problema sea más grave aún.

Mientras la mayoría sigue difamando chismes sin sustento, y no se perturba ni le quita el sueño la idea de un inocente preso; la minoría no descansa y sigue proclamando a viva voz el grito sagrado: libertad, libertad, libertad a Carlos Carrascosa!!!!

María Luján Falsetti





4 comentarios :

  1. Por Dios! Soy una más del inmenso rebaño que creyó todos estos años que Carlos Carrascosa era culpable. Desde las 8 de la mañana que vengo leyendo todo el caso y no puedo sentir menos que verguenza,propia y ajena! Cómo es que un simple ciudadano,con sólo una ojeada a las distintas fojas del expediente, se da cuenta de que los verdaderos culpables están libres mientras los jueces,muy ufanos ellos,no sólo no mandan a investigar esas tres muestras de ADN (que no corresponden a ningún miembro de la familia de María Marta),sino que además dictan una sentencia inmoral contra un hombre de quién no se demostró un ápice de culpabilidad? Qué verguenza me dan estos jueces truchos! Qué tan empobrecidos estamos en la administración de una verdadera justicia en mi bendito país!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lili gracias por tus palabras, realmente es como vos decís y nos alegra muchísimo que seas una de las tantas personas que finalmente comprendieron que todo esto fue un gran engaño a la sociedad. Estamos trabajando intensamente para revertir eso, para que toda la gente sepa la verdad y por fin podamos hacer justicia por María Marta, pero no podemos solos, necesitamos la ayuda de todos los que estén dispuestos a darnos una mano difundiendo estas cosas, compartiendo por las redes sociales o simplemente en charlas con amigos. Nada es poco, todo lo que puedan hacer para difundir esta injusticia hará que se pueda revertir.
      Muchas gracias.

      Eliminar
  2. Por Dios! Soy una más del inmenso rebaño que creyó todos estos años que Carlos Carrascosa era culpable. Desde las 8 de la mañana que vengo leyendo todo el contenido del blog y no puedo menos que sentir verguenza,propia y ajena! Cómo es que un simple ciudadano,con una simple ojeada a las distintas fojas del expediente se da cuenta de lo viciado del caso mientras los jueces,muy ufanos ellos,no sólo no mandan a investigar una prueba clave como son las tres distintas muestras de ADN levantadas en la escena del crimen (que,dicho sea de paso,no corresponden a ningún familiar de María Marta) sino que además dictan sentencia de prisión perpetua a un hombre de quien no se comprobó un ápice de culpabilidad? Qué verguenza me dan estos jueces truchos! Qué empobrecido se encuentra el sistema judicial en la administración de una verdadera justicia en mi bendito país!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y aprovecho para pedirte disculpas a vos y a todos los que comentan diariamente porque a veces nos demoramos un poco en publicar dichos comentarios.

      Eliminar