Web Toolbar by Wibiya Caso García Belsunce: Hoy se cumplen tres años de que Carlos Carrascosa cumple una injusta condena por homicidio, muchos creemos en su inocencia y esperamos que se haga justicia

lunes, 18 de junio de 2012

Hoy se cumplen tres años de que Carlos Carrascosa cumple una injusta condena por homicidio, muchos creemos en su inocencia y esperamos que se haga justicia


Durante el mes de octubre de 2.002 ocurrió el homicidio de María Marta García Belsunce; primero se peso que era una muerte accidental; luego se descubrió que fue un homicidio; despues sobrevino una dudosa actividad jurisdiccional de un fiscal que –tardíamente- ordenó una autopsia del cadáver y una reconstrucción más que tardía en el escenario donde habría tenido lugar el crimen. Nunca fue acreditado el móvil del homicidio, fue entonces que la justicia se encaminó hacia una hipótesis de encubrimiento; en ese contexto el Tribunal Oral Provincial -por mayoría- votó por condenar al viudo Carlos Carrascosa por encontrarlo responsable de haber encubierto el crimen de su propia esposa. Luego la Cámara de Casación Bonaerense, en exceso de su potestad jurisdiccional violó un principio básico en materia procesal penal: la prohibición de que el Tribunal de Apelación, mal puede transformar un caso de encubrimiento (delito menor) en un homicidio (delito mayor). Mientras tanto se oyen voces públicas de funcionarios fiscales que admiten que no es sencillo encontrar el “móvil” del homicidio, ¿entonces, como sustentar una acusación por homicidio? Todo esto comenzó empezó con errores garrafales de la fiscalía, que llevaron a que el fiscal del caso, Diego Molina Pico, se apartara de inmediato de la causa. Esos errores fueron no ordenar una autopsia, no realizar una pericia de rastros, cosas elementales que tiene que hacer un fiscal. De esta forma, se impidió determinar a quien pertenecen los rastros de sangre que aparecen en la escena del crimen. Se trata de un hombre y una mujer que nunca fueron individualizados, y está demostrado, por exámenes de ADN -la prueba más confiable de la ciencia en el mundo- que esos rastros de sangre no pertenecen a ninguno de los imputados. Ni a Carlos Carrascosa, ni a Irene Hurtig, ni a Guillermo Bártoli, ni a Horacio García Belsunce, ni al resto de los involucrados en la causa. Por la negligencia de un fiscal, no se pudo determinar en el momento esta pertenencia genética a personas desconocidas que no tenían nada que ver con la familia García Belsunce. Tengo la ferviente esperanza que la Suprema Corte anule la sentencia de la Sala I de la Casación en el caso Carrascosa En los crí-me-nes imper-fec-ta-mente investigados como éste es de esperar que algún día jueces, honestos y sin prejuicios los investiguen imparcialmente y finalmente Carlos Carrascosa salga en libertad.


Elena Llach





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